Ayer se realizaron las audiciones para el Baliando en la capital.

Podía esperarse que ayer, en la esquina de La Tele, la fila para el casting de la edición 2016 de Bailando por un sueño ocupara por lo menos una cuadra durante todo el día. Pero sobre las 15.00, a la hora que llegó El País, había apenas unas diez personas afuera. En la mañana se agolpó más gente, pero la convocatoria no fue tan exitosa como en años anteriores. Tal vez la Semana de Turismo haya tenido que ver.

Bailarines y modelos esperaban su turno para tener la chance de sorprender al coreógrafos y jefe de coachs, Hugo Ávila y al productor Gabriel Suárez. Desde el 2006 el proceso de búsqueda de talentos, además del interior de Argentina, incluye a Uruguay.

De los 120 concursantes que se presentaron —aproximadamente— solo fueron seleccionados unos 20. "Nadie es más ni menos, ni más lindo ni más feo por quedar, tenemos pautas concretas de lo que buscamos", aclaraba Díaz en cada tanda, para que no se desanimaran los aspirantes.

Ávila y Suárez llegaron a Montevideo para buscar modelos para que aparezcan detrás de Marcelo Tinelli a lo largo del programa y bailarines, tanto hombres como mujeres, para apoyar a una celebridad y ser su partenaire en el certamen.

Después de llenar una ficha, los aspirantes entraban al estudio en grupos de diez, más o menos. Ellas con tacos y en ropa interior —que al fin y al cabo es como van a estar en el programa— y los hombres con ropa deportiva. A las modelos se les solicitaba que caminaran por una pasarela imaginaria y dieran una vuelta. Por otro lado, a los que aspiraban a ser partenaires Ávila les enseñaba brevemente una coreografía que, vista por alguien que no sabe bailar, parecía muy complicada y que incluía una doble pirueta y un "batman".

Una vez terminados los castings en Uruguay y Argentina la producción decidirá cuáles de los preseleccionados viajarán a Buenos Aires para la instancia final.

BAILANDO POR UN SUEÑO