Publicidad

La retrospectiva de Amalia Nieto en el MNAV nos pasea por la vida, el arte y mucha belleza

Compartir esta noticia
Amalia Nieto

Muestra

En el museo del Parque Rodó, un paseo por la obra de una artista uruguaya siempre importante, no siempre reconocida y que merecía una exhibición así

Cuando, después de transitar la impresionante retrospectiva de Amalia Nieto en el Museo Nacional de Artes Visuales, uno se para al comienzo del recorrido y mira alrededor, lo que ve es una vida.

En ese trayecto —que se inicia con unos Arlequines de comienzos de la década de 1930 y se cierra con sus “Naturalezas muertas mentales” de mediados de la del 1990— están las pasiones, los amores, el compromiso con la belleza y con el arte de una artista excepcional a la que era hora que el público tuviera un acceso así de importante como esta muestra en el Parque Rodó.

“Amalia expresó a través del arte toda su vida”, dijo a El País el curador de la exposición, Héctor Pérez, quien trabajó durante 10 años con la obra de Nieto. “Desde su juventud hasta su muerte, su expresión fue pintando”.

Su nombre muchas veces quedó a la sombra de grandes personajes que lo rodearon como Felisberto Hernández, con quien estuvo casada entre 1937 y 1942, Joaquín Torres García o Laura Escalante, su compañera de sus últimos 50 años. Nieto nació en 1907, estuvo vinculada al taller Torres entre 1935 y 1941 y murió en 2003.

Amalia Nieto
Un autoretrato de Amalia Nieto de 1930

“Queríamos demostrar que en realidad gracias a ella fue que cataliza un Felisberto escritor o una Escalante directora y crítica de teatro”, dijo Pérez. “Queríamos demostrar el aporte de Amalia Nieto a la cultura en general en Uruguay, no sólo a través de la plástica sino en el entorno en el que vivió”.

La muestra incluye medio centenar de obras, objetos, textos, afiches, cartas y recuerdos fotográficos de la artista que respaldan esa hipótesis de trabajo: su vida y su obra son, también, una evidencia cultural de su tiempo.

Nieto fue parte de la Asociación de Amigos del Arte Constructivo, el grupo que Torres García fundó a su regreso de España. Fue una parte fundamental de esa promoción sin ser estrictamente constructivista, un detalle que el propio maestro le señaló y que queda claro en la sección de la retrospectiva dedicada a ese período. Torres, quien no era de regalar halagos, lo llamaba con respeto “el modo Amalia”.

Amalia Nieto
Una de las "naturaleza muertas mentales" de 1989

“Hay que ponerse también en que era una mujer en la década de 1940 y en esas condiciones, su obra y su impronta generaron mucho respeto en nuestro país”, dijo el curador, quien señaló hitos como la mención en la bienal de San Pablo en 1962 o que fue, en 1996, la primera mujer en hacer una exposición individual en el Museo Nacional.

La muestra —que va hasta el 2 de mayo de 2021 de martes a domingos de 13.00 a 20.00— incluye todas las variaciones que tuvo Nieto en su carrera y en la que amplía el límite del propio constructivismo. Hay una sección, por ejemplo, dedicada a los dibujos que incluía en las cartas a Felisberto Hernández, que ya habían ameritado alguna exposición y un libro pero que siguen siendo una maravilla de delicadeza y amor.

“Dentro de esas pequeñitas obras que incluía en las cartas hay algunos dibujitos de dos por dos que son una belleza”, dice Pérez. En una de ellas, por ejemplo, le anuncia que está embarazada.

A eso hay que sumar sus trabajos para teatro, tapas de libros, sus contundentes búhos, las naturalezas muertas de la década de 1960, los experimentos tridimensionales y la presencia cada vez más notoria del color. Las “Naturalezas muertas mentales” aparecen como una conjunción de todas esas líneas.

“Las obras que estamos mostrando son, por una cuestión de espacio, una parte pequeña de un acervo de más de 600 obras que teníamos”, dijo Pérez, quien destaca el apoyo de la Fundación Itaú y la Unión de Profesionales en Artes Visuales. “No nos fue fácil elegir qué queríamos mostrar”.

Con lo que hay alcanza para descubrir una calidez, una humanidad, una -perdón por la repetición- belleza que es parte de una vida y de una obra que no paran de maravillar. Era un viaje necesario y no lo sabíamos.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad