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"Quiero seguir siendo un escritor de best sellers"

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Idelfonso Falcones. Foto: Fernando Ponzetto
Nota a Ildefonso Falcones de Sierra, abogado y escritor español, en el Hotel Hyat Montevideo, ND 20161102, foto Fernando Ponzetto
Archivo El Pais

El español que más vende tiene nueva novela y habló con El País.

Hasta hace una década, el catalán Ildefonso Falcones (1959) era uno de los tantos abogados que se paseaba por la Basílica de Santa María del Mar, mientras hacía tiempo para que lo atendieran en los juzgados, que están detrás de esta iglesia en Barcelona. Fue ahí que decidió contar la historia de esa catedral.

Cinco años demoró en terminarLa catedral del mar (2006), que rápidamente se convirtió en un éxito editorial, con más de seis millones de ejemplares vendidos en el mundo. Tres años después publicó La mano de Fátima y para 2013 se editó La reina descalza, que también fueron éxitos editoriales. Mientras finalizan el rodaje de la adaptación a serie de su primera novela, acaba de editarse Los herederos de la tierra, la cuarta obra de Falcones y continuación de su primera obra. Si bien se mantiene la historia medieval (y la extensión: esta tiene 893 páginas), la acción se traslada al barrio de El Raval, tres años después de La catedral del mar.

—¿En qué se relaciona la abogacía con la literatura?

—En nada. El Derecho es una actividad muy pragmática, son acuerdos, pleitos, y llegar a negociaciones. El lenguaje forense no tiene nada que ver con la literatura que es muy creativa. Son totalmente dispares. Porque si te diriges con el lenguaje con el que te diriges a un juez, no te lee nadie.

—¿Cuándo comenzó a escribir?

—Siempre, pues he tenido novelas que no han sido publicadas. La primera fue La catedral del mar.

—Comenzó con buen pie...

—Sí, valió la pena esperar.

—¿Esperaba que fuera tan exitosa?

—No. Nadie lo pensó. Al final, la editorial hizo una apuesta fuerte, pero es un cuento de hadas. Y aquí en un hotel en Montevideo, 10 años después, me encuentro a una señora leyendo La catedral del mar y es impactante eso.

—¿Le gusta el éxito?

—Tampoco me recreo en él. Me da curiosidad ver que hasta aquí llegan mis novelas, y que al cabo de diez años siga leyéndose es un éxito insospechado.

—¿Cómo lo hace sentir que le digan best seller?

—Fantástico. Quiero seguir siendo un escritor de best sellers.

—¿Cuesta mucho?

—Sí. Porque cuesta mucho hacer cuatro libros y que todos hayan sido grandes best sellers. Pero si puedo hacer cuatro más, desde luego que los haré encantado.

—¿Siempre novelas históricas?

—Sí. ¿Para qué cambiar si me va bien así? Porque a la editorial les gusta y al público les gusta, no vale la pena tocar cosas que funcionan.

—Su nueva novela transcurre en la Barcelona de 1387. ¿Cómo hace esos viajes en el tiempo?

—Mostrando cómo eran las cosas y sobre todo los pequeños detalles. Mostrando las curiosidades y los ambientes. A partir de allí se meten en la lectura. Lo importante de la literatura es que el lector participe de la propuesta del escritor.

—¿Por qué cambia de barrio en Los herederos de la tierra?

—Porque el barrio de la Ribera está agotado con la construcción de Santa María. Después, porque cronológicamente es lo que sucede, no me invento nada. Si continúas la cronología de Barcelona, en ese momento se estaba cerrando, con la nueva muralla, el barrio de El Raval. Es cuando se terminan las atrasadas construcciones del hospital de Santa Cruz, que es el primer gran hospital de Europa. Eso fue lo que sucedió.

—¿Por qué no es una segunda parte y sí una continuación?

—No es la segunda parte de Lacatedral del mar porque Arnau (Estanyol, el protagonista de esa primera novela) ya no sigue y su hijo será un personaje secundario. Por lo que continúa en Barcelona y la historia a través de Hugo Llor.

—Hugo es huérfano. ¿Por qué esa decisión?

—Porque es el huérfano el que tiene que saltar a la vida. Si le ponemos que no sea un huérfano y que viva el padre, toda la trama de la madre se nos va al garete. Pero un chaval de doce años que trabaja, si tiene un problema, lo lógico es que acuda en solicitud de ayuda a su padre, por lo que de esta forma es él y la vida, es él y la injusticia. También porque la soledad es importante.

—¿Se ha sentido solitario?

—Mi padre murió cuando tenía 17 años. Tenía a mi madre y mis hermanos, pero fue un golpe duro.

—Los herederos de la tierra también es una historia de venganza.

—Es una historia de todo tipo de pasiones, todas reunidas en una misma novela. Amores, desengaños, fortuna, riqueza, pobreza, sexo y violencia.

—La violencia ha sido presentada en estas dos novelas de forma explícita. ¿Fueron así esos tiempos?

—Era una época muy violenta, pero creo que consigo tratar la violencia sin una sobreexposición, sin una sobreactuación. Creo que todas las partes violentas, como las matanzas a los judíos o cuando ejecutaron a los responsables de aquella barbarie, todo eso, ocurrió de verdad. Lo relato tal y como leí e imagino que ocurrió. Porque los descuartizaban o hacían tal otra cosa, eso está en los libros. En fin, hay que relatar lo que hay. Hay gente que al tratar temas como la violencia o el sexo son muy comedidos, muy pudorosos.

—¿Cambió su vida luego de ser un escritor exitoso?

—No, es igual que antes, solo que ahora tengo más entrevistas.

—¿Ya pensó en su próxima novela?

—Tengo algunos proyectos y entre ellos decidiré qué hacer.

La segunda parte de una gran novela histórica

Hugo Llor es un huérfano que trabaja en las atarazanas de Barcelona. Su sueño de convertirse en constructor de barcos termina cuando la familia Puig se venga de Arnau Estanyol, protector del joven. Por lo que Hugo abandona esa vida para conocer a Mahir, un judío que le enseñará sobre el mundo del vino y las viñas.

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Idelfonso Falcones. Foto: Fernando Ponzetto

ILDEFONSO FALCONES

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