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Petrona Viera y una apuesta a recuperar la gran historia de las pintoras uruguayas

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Petrona Viera

EXPOSICIÓN EN MNAV

"En casi 80 años no hubo una exposición individual de una artista mujer en el MNAV", señala Enrique Aguerre con motivo de la muestra que se inaugura el jueves

Este jueves a las 19.00 el Museo Nacional de Artes Visualesabre su calendario de exposiciones de la temporada, con una gran muestra sobre la indecifrable artista uruguaya Petrona Viera. El hacer insondable irá en las Salas 1, 3 y 4, y reúne más de un centenar de obras de la pintora, de toda su cronología.

El museo tiene más de un millar de obras de Petrona en su acervo, y ahora se exhibirá una selección de ese conjunto. “Consideramos que ella es una artista clave del arte uruguayo del siglo XX. Esta es la muestra más grande que se ha hecho de Petrona, y creo que va a ser impactante, porque hay obra que prácticamente no se conocía. Se hizo además una investigación documental importante, y el siguiente paso a futuro sería hacer una gran retrospectiva de esta pintora, incluyendo la obra que hay en el país y en el exterior”, señaló a El País Enrique Aguerre, director del MNAV, anunciando que se está trabajando en el catálogo de la exposición, que saldría en marzo.

Petrona Viera
Las curadoras María Eugenia Grau y Verónica Panella. Foto: Francisco Flores

El arte de esta artista no es sencillo de comprender en su hondura. Por un lado, en una primera mirada, sus clásicos cuadros planistas expresan ese Uruguay feliz de los años 20, que la pintora prolongó por más tiempo, supuestamente desde cierto encapsulamiento social. Pero su obra más conocida dialoga con dos estéticas muy alejadas entre ellas, además de inscribirse en el planismo.

Hay por momentos algo del arte naif en esa mirada colorida y de formas sencillas, que la crítica de su momento no siempre supo comprender en amplitud. Pero por otra parte, en sus obras se puede percibir como un misterio, que muchas veces nace de expresar de modo hierático, escenas muy vitales. Esa especie de paradoja infunde a lo mejor de su obra de un sentido metafísico, que recuerda en algo aquella pintura cargada de aspectos enigmáticos de Giorgio de Chirico. Aspecto vinculable a la sordera de la artista y su mundo tan singular.

Petrona Viera
Petrona Viera en el MNAV. Foto: Francisco Flores

Pero esta exposición no se queda en el período planista de la eximia pintora, por lo que permite estudiar detenidamente sus cambios, y su pasaje por diversos estilos y técnicas. “La selección de las obras que van a ser expuestas nos llevó casi un año, en la medida que también íbamos investigando el contexto de su obra, la datación de los cuadros, la vida de Petrona y su contexto histórico. Si bien hay una gran cantidad de obras que no están fechadas, exponemos obra de ella desde principio de los años 20, luego todo el período más conocido vinculado al planismo, con esa temática de los juegos, la infancia, los umbrales. Después ella hace foco en el paisaje, y más adelante hace un giro en su técnica, pasando al grabado. Y en sus últimos años, pasa a obras pequeñas, de flores y frutas, unas naturalezas muertas que son el final de su recorrido vital”, describió a El País María Eugenia Grau, quien junto a Verónica Panella está a cargo de la curaduría.

Petrona Viera
Composición, de 1927, cuadro que fue completamente restaurado. Foto: Francisco Flores

Pero esta exposición tiene un par de aspectos que van más allá del centenar largo de cuadros expuestos. “En el museo trabajamos con un fuerte componente de perspectiva de género, y desde esa óptica, es inexplicable que si el museo abre en 1914, recién en 1995 se le dedicó una exposición individual a una artista mujer, que fue Amalia Nieto. Durante casi 80 años no hubo una exposición individual de una artista mujer”, reflexiona Aguerre.

Otro de los filones de esta muestra es poner el valor el trabajo de restauración de obras de arte de talleristas locales. “Para esta muestra restauramos la obra más grande de Petrona, que mide dos metros 50, por dos metros 54. Composición es una obra fantástica, que se expuso en el Salón de Otoño de 1927, y estaba totalmente destruida. Fueron varios años de restauración para ponerla a nuevo, con el Taller Nacional de Restauración. Necesitamos que ese taller esté vivo y actualizado, para ir recuperando las obras que tenemos. Es un tema que quiero poner en la mesa”, remata el director del museo.

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