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Rodoviárias en la fotogalería de Ciudad Vieja del CdF

Rosalía souza

En la fotografía del brasileño Gustavo Minas es posible reconocer el talento de volver bello y extraordinario lo cotidiano. Colores saturados que remarcan la expresividad de los sujetos y que juegan con la baja luminosidad de las sombras, la búsqueda de los reflejos para lograr encuadres más dinámicos y lo humano, son tres cosas muy presentes en sus capturas.

Ejemplo de eso es Rodoviárias, una exposición fotográfica que capta a parte del millón de personas que día a día circulan por la terminal de ómnibus y de metro Rodoviária Plan Piloto en Brasilia, a veces de paso y otras tantas refugiándose cuando llegan a la capital buscando oportunidades. 

Periodista de profesión y en ejercicio, Minas encontró en la cámara de fotos una posibilidad de desarrollar más el lado creativo cuando, con 26 años y trabajando en la sección de economía de un periódico paulista, decidió comprar su primera cámara réflex y empezar a experimentar, a fin de contrarrestar el aburrimiento que le suponía su trabajo, cuenta en una entrevista para Quitarfotos, una web especializada en fotografía.

Terminó por convertirse en un fotógrafo callejero que hasta alcanzó el segundo lugar en el Street Photography Awards de 2013; y en 2015 se popularizaron fotografías que tomó del parto en casa de su novia, Priscila Bochi.

La herencia de la formación periodística se palpa en sus trabajos, pero la pasión por capturar espacios corrientes también viene de la influencia de uno de los maestros de la fotografía brasileña, Carlos Moreira, con quien estudió en 2009. Moreira le transmitió el espíritu de sentir el “placer de caminar, de perderse en las calles y observar a la gente”, y de ver a la fotografía como una forma de “expresión personal”.

Salir a fotografiar porque sí se convirtió en un hábito de Minas, que prefiere deambular por las calles de la ciudad muy temprano en la mañana para lograr la luz dramática tan característica de su trabajo. Así surgieron, por ejemplo, las fotografías que conforman su colección de la caótica San Pablo, donde vivió por siete años, y así también nacieron las postales de la terminal de Brasilia que ahora visitan Ciudad Vieja.

Con Brasilia le pasó algo un poco distinto que con San Pablo. Acostumbrado al embrollo de la ciudad más poblada de Brasil, en la que a toda hora y en cualquier esquina encontraba un poco de gente, cuando se mudó a la capital sintió la falta de movimiento, y el único lugar donde encontró “caos y energía” fue en la terminal central por la que día a día transitan un millón de personas.

Con Rodoviárias, Minas trae a Montevideo una muestra del contraste de ese “caos visual y sonoro” contra el “orden arquitectónico insípido” de la ciudad y a su vez, cuenta las historias de las “soledades” y “expectativas” de los pasajeros que retrata.