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"La literatura no tiene que ver con la identidad"

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Amir Hamed. Foto: Ariel Colmegna
Nota a Amir Hamed, escritor, editor, traductor y musico uruguayo, Montevideo, ND 20161215, foto Ariel Colmegna - Archivo El Pais
Ariel Colmegna

Un escritor de declaraciones polémicas, con fama de escribir novelas que no son accesibles a todo el mundo pero son muy elogiadas por los especialistas.

Amir Hamed, académico y literato, lanzó su última novela, Febrero 30 (Hum, 400 pesos), retornando al género luego de varios trabajos en los que anduvo por la narrativa menos extensa, la prosa más ensayística y el libro tipo álbum. Charló con El País.

—¿Cuál sería el eje de Febrero 30?

—Creo que es una novela sobre la retirada de la revelación. Es una novela estrictamente contemporánea: uno de los temas que toca es el de la comunicación hoy, y la relación con la virtualidad. Y creo que también está el peso de la historia. Creo que es claro que hoy no podemos más con la historia, con el tiempo. Y eso vuelve la experiencia de lo que vivimos, muy apocalíptica. No estamos encontrando formas alternativas de darle sentido al tiempo.

—¿Como que la tecnología digital modificó las ideas de pasado y futuro?

—Me da la impresión que si vos o yo, cuando teníamos 20 años, hubiéramos tenido un iPad, no habría nada que no supiéramos. Y eso ahora lo tiene la gente más joven, pero no saben qué buscar ahí. La información es demasiado grande, abrumadora. Es como que con la computación, el pasado se te hace todo presente. No te lo cuentan, vos lo podés ver, está en YouTube. El problema es otro: ¿cuál es el sentido que tiene eso? Y a su vez, todo ese pasado que de alguna manera viene e hincha el presente, es como que anula, subsume la posibilidad de futuro. Creo que esta novela es sobre eso: el adelgazamiento del futuro, y el engordamiento, por decirlo así, miento del presente.

—¿Estás conforme con la cantidad de lectores que tenés?

—No es que uno tenga lectores: son los libros los que tienen lectores, y los libros van encontrando esos lectores. Eso es una cosa que no me ha preocupado. Por un camino, o por otro, el lector llega al libro, o el libro llega al lector. Igual nosotros somos un mercado muy chico. En Uruguay, tener un poco más de lectores, o un poco menos...

—Pero hay gente que vende. Pienso en Diego Fischer o Mercedes Vigil. ¿Cómo ves que tengan tanto éxito de ventas?

—Ha pasado siempre. Lo que pasa es que hay una diferencia que nosotros no hacemos. En inglés hay dos categorías, la novela y el romance. La diferencia es que la novela la comprás en la librería, y el romance, en el supermercado. Virginia Woolf es una escritora de novelas. Anne Rice es escritora de romances. En castellano no tenemos esa distinción. Y, ahora ya nadie se acuerda, pero Corín Tellado vendía miles y miles de libros, mucho más que la mayoría. Ese fenómeno ha existido siempre: ahora, el libro literario es otra cosa. No me parece que esos autores sean autores literarios. Escriben libros, que a la verdad, a mí no me interesan.

—Por otro lado, ¿ves una buena camada de escritores emergentes?

—Sí, los escritores considerados jóvenes, son todos muy superiores a los escritores que determinado establishment mafioso uruguayo quiso imponer hace 10 años. Ramiro Sanchiz, Martín Bentancor, Damián González Bertolino, Agustín Acevedo Kanopa, Daniel Mella, son todos, técnicamente, superiores a los escritores que antes quisieron armar como consagrados. En novela, o en narrativa, hay un florecer. Falta que surja gran obra.

—Las políticas culturales, del MEC y de la Intendencia, ¿cómo las ves? ¿Cómo ves eso discurso que se genera desde el ámbito oficial con respecto a la cultura.

—Me parece una atrocidad. Confundir, por ejemplo, literatura con identidad, es un problema radical. La literatura no tiene nada que ver con la identidad. Si algo muestra la literatura, es que precisamente las identidades son una construcción que no tiene sentido. La literatura es el devenir. Tratar de forzar la literatura, o a cualquier arte, a que se exprese en términos identitarios, es verdaderamente prostituir el arte. El arte no tiene que decir yo soy tal cosa. Tiene que interrogar. Esas políticas en nombre de la inclusión son un asesinato al arte. Son además política estadounidenses, y aplicadas con un cipayismo malsano.

—Termino con una frivolidad. ¿Qué te parecieron aquellas declaraciones de Hugo Achugar, sobre que tú habías sido un alumno díscolo?

—En primer lugar, me parece que Hugo se moría por decir que había sido docente mío. Y en segundo, creo que no estás en una universidad de élite de Estados Unidos siendo indisciplinado. Si estás ahí es porque respondés.

PERFIL

Una carrera en muchos rubros

Nombre: Amir Hamed.

Nació Montevideo, 1962.

Detalle: Escritor, traductor, editor de ascendencia siria por línea paterna.

Ensayista y narrador, ha publicado, entre otros, las novelas Artigas Blues Band, Troya Blanda, Semidiós y Cielo 1/2; los libros de relatos Qué nos ponemos esta noche y Buenas noches, América, y los volúmenes ensayísticos Retroescritura y Mal y neomal: rudimentos de geoidiocia. Colaboró en el volumen colectivo Porno y postporno. Tradujo The Two Noble Kinsmen, de William Shakespeare & John Fletcher. Es redactor jefe de la Guía del Mundo: el mundo visto desde el sur, editor de Social Watch y director de www.henciclopedia.org.uy. Desde 2003, compone música de rock y canta. Estudió letras en la Universidad de la República y se doctoró en la Northwestern University.

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Amir Hamed. Foto: Ariel Colmegna

AMIR HAMED

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