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Embajada de Francia abrió un espacio para artes plásticas con una muestra de Liscano

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Carlos Liscano

NUEVO CENTRO PARA LAS ARTES

Dibujos que rescatan el sabor artesanal de las artes visuales: La libreta interminable

La embajada de Francia abrió en su sede (Av. Uruguay 853) una sala de exposiciones, que pasa a incorporarse al circuito de las artes visuales. Donde un tiempo atrás había oficinas, hoy hay paredes blancas y focos lumínicos, ya se puede visitar la muestra inaugural. Se llama La libreta interminable, y presenta dibujos y cuadros del escritor Carlos Liscano. La exposición se podrá visitar hasta el 26 de setiembre, de lunes a viernes de 12.30 a 17.00. Es con entrada libre pero se debe presentar un documento de identidad.

Carlos Liscano
Carlos Liscano, cuatro décadas dibujando. Foto: Marcelo Bonjour

La historia de esta muestra se remonta a 2010, aunque en realidad tiene antecedentes mucho más atrás en el tiempo. En 2010, la Feria del Libro de París cumplía 30 años, y Liscano fue invitado a participar. Allí le regalaron una libreta de tapas negras, que comenzó a dibujar. La actividad la interrumpió y la retomó, y la libretita se fue llenando de garabatos, textos y dibujos sin demasiada planificación. Surgía allí la base de esta exposición, que justamente se llama La libreta interminable.

Carlos Liscano
Carlos Liscano junto al embajador de Francia Hughes Moret. Foto: Marcelo Bonjour

Pero la afición de Liscano por el dibujo sencillo, a veces espontáneo, otras con reflexiones cotidianas o sociales, se remonta a mucho tiempo atrás. De hecho, más de 40 años atrás, el autor de El furgón de los locos comenzó a interesarse por las formas de artes plásticas no tradicionales, y en ese camino tuvo mucho que ver la lectura de Jean Dubuffet y su obra Escritos sobre arte. A partir de ese libro se empezó a interesar por el llamado art brut, indagando en esos trabajos hechos en algunos casos por alienados o artistas marginales. En realidad, mientras que el término de Dubuffet se refería en general a manifestaciones artísticas de pacientes de hospitales psiquiátricos, el término se hizo extensivo a muchos artistas autodidactas y a buena parte del arte naif.

Carlos Liscano
Dibujos de Liscano. Foto: Marcelo Bonjour

“Durante 40 años he hecho este tipo de cosas, e incluso publiqué alguna historieta. Y todo ese material se fue acumulando, hasta conformar un volumen bastante considerable. También hago libros artesanales, que yo primero no sabía que se llamaban libros de artista. Y acá, en esta exposición, que surgió por iniciativa del embajador de Francia Hugues Moret, se reunió una parte significativa de ese material”, contó a El País Carlos Liscano, quien junto con esa exposición publicó una libreta, con dibujos y textos, un poco humorísticos y un poco irónicos. 

Carlos Liscano
Liscano, arte en libretas. Foto: Marcelo Bonjour

Tinta china, lápices de colores, acrílico, acuarelas, collage, trabajos de encuadernación en tela o en cuero, forman parte de ese universo variado en formas y resoluciones. “Me gusta que se vea la huella de la mano, que no quede como algo perfecto. Hacer esto puede tener algo de terapéutico, en tanto que el trabajo manual está en la formación del ser humano”, señala el escritor.

“Esto lo empecé a hacer en el Penal de Libertad, donde tenía papel, goma, lápices de colores. No era un papel de calidad, era una hoja de carta, o un cuaderno. Primero yo dibujaba para que otros repujaran en cuero. Estaba 23 horas por día en la celda, tenía tiempo. Y luego de la cárcel seguí”, comenta con ironía.

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