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Cumple 80 años entre el amor y el trabajo

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El escritor Mario Vargas Llosa. Foto: Daniel Mordzinkski
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Photographer: Daniel Mordzinski

Esta noche, con una cena de gala, el Premio Nobel celebra entre amigos su 80° aniversario.

Estoy con un pie en el avión rumbo a Madrid, para asistir a la cena de homenaje a Mario Vargas Llosa, en sus 80 años, acto que respalda el Comité de amigos de Vargas Llosa", convocado por la Fundación Internacional para la Libertad (FIL), que él preside. En ese marco, escritores y amigos de Vargas Llosa, que son numerosos, escribimos el libro Ideas en libertad, que se le entregará esa noche", contó a El País Ruben Loza Aguerrebere el pasado viernes, camino al cumpleaños del gran narrador latinoamericano, que se celebra hoy.

"La oportunidad el lunes 28 por la noche será extraordinaria para el reencuentro de tantos amigos: yo sugerí la invitación de mi editor español, Max Lacruz, que vive en Luxemburgo. Entre otros, me ha escrito sobre esa cena Fernando Iwasaki Cauti, profesor de la Universidad de Sevilla, novelista, y quien fuera el secretario de Vargas Llosa cuando se postuló a la Presidencia del Perú", agregó Loza Aguerrebere.

El premio Nobel peruano de Literatura nunca fue un hombre de dormirse en los laureles, y su pasaje a octogenario lo encuentra en plena actividad, literaria y amorosa. El autor de Pantaleón y las visitadoras llega a sus 80 años en plena facultad creativa y vital: acaba de sacar nueva novela, Cinco esquinas (que se lanzó en Uruguay y el mundo semanas atrás), y su vida personal ha dado una sorpresa a todos al unirse sentimentalmente a Isabel Preysler. Esta relación, que ahora dejó a todos con la boca abierta, ya sonó con fuerza en los años 80: exactamente en 1986 se publicó entre rumores una relación entre ellos en el libro Reina de corazones, de Paloma Barrientos. "Una apuesta por el amor, por estar y sentirse vivo que le ha hecho ser noticia más allá de la creación literaria o la actividad política, y que le ha colocado en las portadas de las revistas del corazón", comentó en estos días la periodista Carmen Sigüenza, de EFE.

Vargas Llosa acostumbra a pasar su cumpleaños en Arequipa, en su Perú natal, pero esta vez lo hará de forma distinta: se prepara una fiesta por todo lo alto organizada con la ayuda de Preysler y de la FIL, que lleva ya varios meses organizando una celebración que durará tres días. De hecho, mañana y el miércoles tendrá lugar un seminario internacional en la Casa de América, que reunirá a un buen número de destacadas figuras, entre ellos expresidentes, periodistas y filósofos.

Pero la cita más importante será hoy, en el madrileño hotel Villa Magna, que acogerá a 400 invitados: está previsto que acudan seis expresidentes del Gobierno (españoles y latinoamericanos), premios Nobel, y cabe la posibilidad de que también lo haga algún miembro de la realeza. Será una cena de gala y estará precedida por un besamanos en la que Vargas Llosa y Preysler atenderán juntos a los invitados, y que es probable que se alargue más de una hora, además de un cóctel.

Las invitadas deberán vestir de largo y ellos de esmoquin: en cuanto a los familiares, se estima que por parte de Vargas Llosa solo acudirá su hijo Álvaro, que lo hará junto a su mujer. También trascendió que sus dos hermanos, Gonzalo y Morgana y, como era de esperar, su mujer Patricia, no estarán presentes. Tampoco acudirán los hijos de Isabel, ni siquiera Tamara que reside con ellos en casa de Preysler.

Pero las especulaciones sobre cómo serán los vestidos más elegantes de la gala, van de la mano de otros aspectos más humanísticos. Al respecto sobresale la edición del libro de ensayos Vargas Llosa. Ideas en libertad, cuyo primer ejemplar le será obsequiado esta noche al cumpleañero. En él participa una flamante nómina de escritores, entre ellos, los españoles J. de Armas Marcelo y Juan Cruz, el chileno Jorge Edwards, el colombiano Plinio Apuleyo Mendoza y Ruben Loza Aguerrebere, en representación de Uruguay. Estos autores, junto a otros europeos y estadounidenses (en total son 80), aportan diversas reflexiones sobre la obra del eximio escritor y, más en general, sobre la cultura y la política hoy.

"En cuanto a mi aporte al libro, se titula El escritor como personaje de ficción, y en él me referí a la forma en que en mi cuento El hombre que robó a Borges, el propio Borges fue personaje de esa ficción, y cómo años más tarde en mi novela Muerte en el Café Gijón, convertí también en personaje de esa ficción a Mario Vargas Llosa, introduciéndolo en esa trama, en este libro al que él llama nuestra novela en forma muy cordial", explicó Loza Aguerrebere antes de partir hacia España.

La relación de Vargas Llosa y Loza Aguerrebere se remonta a más de tres décadas atrás: esta amistad comenzó como una simple camaradería entre autores para luego afirmarse en una relación más estrecha, con fuertes vínculos literarios y epistolares. Una de esas instancias es el libro Conversación con las Catedrales. Encuentros con Vargas Llosa y Borges, que Loza Aguerrebere publicó en homenaje a esas dos egregias figuras.

"En cuanto a las enseñanzas de Vargas Llosa a las nuevas generaciones, él permitió descubrir el valor de cada palabra, la música de cada palabra, así como esencialmente impulsó a todos a explorar sin temores los aspectos vinculados con la técnica narrativa, la que da sentido y enriquece los temas que deseamos tratar. La estructura de sus novelas ha sido cuidadosamente diagramada, enriqueciendo de manera permanente a la literatura moderna", remata Loza Aguerrebere.

Desde actor a político: un hombre que se atreve.

Su vida está marcada por casi todos éxitos: la excepción quizá sea el fracaso de su experiencia política. El número de lectores y la cantidad de premios cosechados están fuera de discusión. Cinco esquinas, por ejemplo, ya está entre los más vendidos hoy en los países hispanos.

Pero más allá de sus éxitos literarios, uno de los aspectos que llama la atención de este artista es su disciplina para trabajar, y el deseo vital que le ha llevado a incursionar en diferentes ámbitos, además de la escritura, como ser candidato a la Presidencia de su país en 1990, o a subirse a los escenarios como actor.

Se sostiene que su historia está determinada por la figura de su padre, un hombre autoritario que nunca quiso que fuera escritor. "Un padre que Vargas Llosa pensaba que estaba muerto, como le había hecho creer su madre, y cuya aparición al reconciliarse con ella, de la que se había separado antes de su nacimiento, le marcó para siempre", afirma Carmen Sigüenza.

TEATRO Y CRÍTICA LITERARIA.

Dos aspectos menos reconocidos de su labor.

Pasar raya a la novelística de Mario Vargas Llosa es una labor periodística que ya se ha hecho muchas veces, y el resultado siempre es de asombro, ya sea por las novedades formales que aportó desde fines de los años 50, hasta sus últimas novelas. Pero hay un par de aspectos que quizá no siempre se tienen en cuenta a la hora de pensar en toda su producción literaria.

Uno de ellos tiene que ver con su talento asombroso como crítico literario, que asoma en obras tan exquisitas como La orgía perpetua. Flaubert y Madame Bovary, de 1975. En ese trabajo, de seductora lectura, el novelista queda de lado para ofrecer su afinado olfato de crítico literario. La obra es, además, un ejemplo de cómo un trabajo académico puede ser ofrecido a un muy amplio rango de lectores, explicando conceptos hondos en palabras sencillas.

Otro aspecto no siempre presente al momento de sopesar la carrera de este gran escritor, es su teatro. En él (alcanza con tener presente La señorita de Tacna, o La Chunga), supo conjugar una notable escritura escénica y un juego para la escena que haría escuela. Pero como él mismo reconoció, sus propias novelas le eclipsaron su obra dramática.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
El escritor Mario Vargas Llosa. Foto: Daniel Mordzinkski

MARIO VARGAS LLOSA

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