Obituario
El escultor uruguayo Daniel Escardó murió a los 61 años
Será porque de joven pasó sus días en el laboratorio de su padre, un radiólogo con intereses en la arqueología que además daba clases de anatomía, porque su abuelo fue médico, su bisabuelo ingeniero y porque hizo bachillerato de ingeniería; y porque por otro lado, a su familia le interesaba el arte y su madre se decantaba con la poesía, que Daniel Escardó no pudo deslindarse de ninguna de las dos ramas. Se definía como un artista, más allá de que su obra demuestra la influencia del mundo funcional de la ciencias y la singularidad de sus formas; y aunque incursionó en el dibujo y la pintura con técnicas que investigaba, se convirtió en una referencia de la escultura actual.
Escardó falleció el sábado a los 61 años; estaba enfermo, pero seguía trabajando. Para este año preparaba una exposición en el Museo Blanes sobre las esculturas y el movimiento, un tema presente en sus creaciones, al principio con esculturas formadas por piezas articuladas que podían moverse para alterar la obra, y más adelante llevado a su máxima expresión al incluir terminaciones robóticas en “Electree”, una pieza que expuso en 2015 en Punta del Este.
En sus esculturas, como escribió la artista y gestora Jacqueline Lacasa, se percibe la influencia del diseñador estadounidense Richard Buckminster Fuller y sus geodésicas, pero además, hay una herencia del sistema lógico-geométrico que en la década de 1980 estudió con Guillermo Fernández, discípulo de la escuela constructivista de Torres García.
Algunas de sus obras más importantes son “Dodecahedrom”, que en 1991 le dio el Gran Premio de Escultura Alcan, o el Memorial a los desaparecidos que instaló en la intersección de Jackson y Rivera, que evoca a las víctimas de la dictadura y “su lucha por un mundo mejor”, como escribió en su web.