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El actor y su foto

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Actores y fotógrafos han hecho felices duplas en muchas ocasiones, poniendo los intérpretes la capacidad para posar o para plantarse ante el cámara, y los artistas de la fotografía el talento y la habilidad para el encuadre, la luz y demás.

Un ejemplo de esto es la exposición El elenco del 70º aniversario, que presenta imágenes de los integrantes de la Comedia Nacional en los últimos tiempos. La muestra se inauguró el viernes pasado y se puede ver en la Fotogalería Ciudad Vieja (en Calle Piedras y Pérez Castellano), durante las 24 horas del día, hasta el lunes 18 de setiembre.

Alternando fotos grandes y medianas, la muestra (que contó con la coordinación del fotógrafo Gustavo Castagnello) permite observar un grupo importante de imágenes en general a color, que buscan individualizar a cada uno de los actores del elenco. Para eso se apeló al archivo reciente, reuniendo fotografías sobre montajes del elenco oficial, de mucha fuerza visual.

Pese a que hay obras de varios fotógrafos en la muestra, predominan las de Castagnello, un artista que durante muchos años ha sacado muy buenas fotos a los artistas de teatro. La visita por esta galería al aire libre permite ver alguna imagen más vieja (hay una de Levón en Kaspar, de 1986): y sobre todo invita a detenerse en las escenografías y los vestuarios de las puestas en escena. Cada uno tendrá una foto favorita: creo que La gata en el tejado de caliente es una de las mejores, conjugando el vestido blanco de Natalia Chiarelli, con un entorno lleno de matices cromáticos, y un espejo que multiplica el juego. Una pena que algunas fotos no se pueden contemplar a la distancia necesaria, por falta de espacio.

De algún modo, esta exposición es complementaria con otra que hasta el lunes 2 de octubre se estará exhibiendo en la Sala Estela Medina, del Teatro Solís. Es Las actrices de la Comedia, una muestra que recorre la historia del elenco oficial, desde su creación en 1949 hasta el presente, focalizando en sus intérpretes y los personajes que transitaron.

El montaje, a cargo de Osvaldo Reyno, crea un clima sugestivo, como un túnel del tiempo en el que van apareciendo objetos que pueden despertar recuerdos, o directamente interés o curiosidad. Las paredes de la sala están cubiertas de gigantografías de diarios de la época, que tienen notas sobre artistas y otras referencias a episodios del pasado.

Entre retrato de actores, el visitante encuentra también mucha utilería: espadas, bastones, una boa de plumas, lanzas, jarras, candelabros y muchas otras cosas que un día lucieron en escena. Piezas de vestuario, guantes, mobiliario, vajilla, armas y otros objetos hacen que recorrer esta exposición sea un estímulo a la memoria y a la imaginación. Este viaje estético permite recorrer una parte de la historia de teatro uruguayo, y también disfrutar de un conjunto de objetos de esmerada factura.

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