MÚSICA

La cantante presenta su nuevo disco el 4 de octubre en Sala Zitarrosa.

BELÉN FOURMENT

Para encontrarla había que buscar una guitarra: ahí donde hubiera un instrumento y alguien con intenciones de tocarlo estaba Anita Valiente, niña, de brazos cruzados, esperando que llegara una canción para cantarla. Después de la familia, su primer público fue su reflejo: pedía un tema en la radio, la esperaba, se paraba frente al espejo y cantaba como si fuera la mejor.

De a poco, ese círculo diminuto se fue ampliando. De pelo corto, con bombacha de gaucho y voz grave —todo lo que la llevó a ser comparada con Soledad Pastorutti—, esta montevideana de raíces duraznenses empezó a recorrer los festivales de folclore con mucha personalidad.

Entre 2008 y 2011 esa fue su rutina: ir a los concursos de los festivales y usar esa vitrina para ser vista y escuchada. “Ahora se ha perdido eso”, comenta en charla con El País, “pero tener un concurso, no importa si te va bien o mal, es fundamental. Vas ganando experiencia, aprendiendo cómo pisar, aprendiendo a que no te tiemble la voz cuando mirás al otro; a mí todas esas cosas me sirvieron mucho, fue la primera escuela que tuve”.

Para 2011, Valiente ya había ganado en experiencia y seguridad como para poder ponerse al frente de una banda (la que la acompaña hasta ahora) y tomar las riendas de su carrera, una que continúa mutando porque “fui creciendo y adaptando la música a mi crecimiento. Soy una sola”.

Y de ahí en más, todo fue un camino ascendente. Empezó a recorrer los escenarios más grandes del interior (el primero fue el de la Fiesta Nacional del Sábalo de Juan Lacaze), sus colegas la fueron conociendo y le fueron haciendo lugar, y cuando quiso darse cuenta se encontró cantando con Eduardo Larbanois y Mario Carrero, generando buen vínculo con Pepe Guerra o haciéndose amiga de Carlos Malo y Valeria Lima, por mencionar algunas referencias claves en su recorrido.

“Y desde el año pasado venimos con más fuerza en los festivales, estamos planificando una gran gira presentando el disco y venimos con una gran carga de trabajo que estamos disfrutando mucho”, resume Valiente que el 4 de octubre a las 21.00 presentará La uruguayita, su nuevo disco, en Sala Zitarrosa. Hay entradas en venta en Tickantel y boletería a 300 pesos.

“Para La uruguayita optamos por el desafío de grabarlo como si fuera en vivo, todos a la vez en el estudio, como para lograr transmitir esa adrenalina y fuerza que por ahí en un disco se pierden. Y como nuestro fuerte es el vivo y la polenta de la banda, decidimos hacerlo así”, comenta a punto de cumplir 27 años sobre este nuevo material de Sondor.

Para este álbum, Valiente apostó a la variedad de estilos y a los aportes de otros autores (desde Malo a Aníbal Sampayo), planteando un equilibrio entre la raíz folclórica y la fusión que le aporte modernidad al género. Desde su lugar dice que siempre “mete la cuchara”, y admite que de a poco se va animando a componer: mientras en La uruguayita habrá dos músicas de su autoría, para su próximo trabajo se plantea aportar bastante más.

“Siempre me comparan mucho con Soledad y está bien porque fue parte de mi primera escuela, cómo se movía y cómo cantaba. Pero con el tiempo me fui desprendiendo y este disco es eso: Anita Valiente, con las canciones que me gustan a mí, los ritmos que me gustan, mi voz también maduró muchísimo y la banda también”, dice la cantante que, asegura, se debe a su público.

“Mi padrino es el público: es el que me apoyó siempre, me da para adelante, me pide en las radios. Es el mayor padrino que cualquier artista puede tener”, dice Valiente, pero sabe que para llegar adonde llegó hizo falta algo más: “nunca perdí la convicción de que iba a pasar. Trabajé siempre para esto, y cuando llegó el momento estaba preparada”.