La nueva temporada de “Better Call Saul” en Netflix.
La segunda temporada de Better Call Saul empieza en el mismo lugar que la primera: en el purgatorio, o sea Cinnamon en Omaha, Nebraska. Saul Goodman (Bob Odenkirk), quien alguna vez fue el tramoyero abogado de Walter White, se escondió allí después del sangriento final de Breaking Bad. Como la secuencia del año pasado, el inicio es un cortometraje entrañable y lúgubre, acompañado de un country estándar como banda de sonido: "Funny How Time Slips Away". (En español es algo así como "qué curioso cómo se escapa el tiempo").
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Entrando en su segunda temporada, cuyos dos primeros capítulos están disponibles en Netflix, Better Call Saul no se presenta como la mejor serie de televisión, pero sí una de las más inusuales y atrevidas. Sus productores, Vince Gilligan y Peter Gould, usaron el capital y la paciencia que esta precuela tenía en el banco para contar la historia sobre la lucha perdida de un pequeño personaje por encaminar su vida.
La primera temporada hizo a Jimmy tanto un canalla como un héroe, tratando de convertir las habilidades fraudulentas que aprendió como un estafador callejero —lo llamaban "Slippin Jimmy" (Jimmy el escurridizo) por sus estafas simulando accidentes— en una honesta carrera por los juzgados. A pesar de las resistencias —incluyendo la de su moralista hermano mayor Chuck (Michael Mc Kean), un exitoso abogado que se mantiene encerrado— Jimmy se las ha ingeniado para usar sus habilidades de timador por una buena causa, destapando un caso de fraude en una casa de ancianos.
¿Jimmy es un buen hombre con malas tendencias, o un mal tipo que se engaña a sí mismo? El inicio de la temporada ahonda en esta pregunta introspectiva, cuando, en Cinnamon, la cara del protagonista se refleja en un cartel motivacional para empleados que dice: ¿Te gustaría ser atendido por esta persona? Incluso en el triunfo, no puede ignorar el sentimiento de que siempre será "Slippin Jimmy".
En el primer capítulo, Jimmy está evaluando la oferta del director de un prestigioso bufete de abogados (Ed Begley Jr.), luchando contra la intuición de que volver a su vida de estafador sería más fácil, más cómoda y también más honesta consigo mismo. Como le dice a su colega y amigovia Kim Wexler (Rhea Seehorn): "La gente me dice cómo me ve. Y no me ve como un abogado".
Esa frase también implica a la audiencia. Una mitad de nosotros quiere que la mejor versión de Jimmy gane, pero la otra quiere entretenerse con el lado embustero de Saul. Better Call Saul es un programa más divertido y picaresco que Breaking Bad, pero conserva todos sus condimentos morales, es una travesía por el confortable camino hacia la perdición.
Better Call Saul podría haberse hecho de taquito con el charlatán preferido de los fans. En cambio, se tomó el riesgo de tomar a Jimmy Mc Gill en serio. Como Jimmy, los productores Gilligan y Gould reconocen una oportunidad cuando se les presenta. Y a diferencia de él, no parecen inclinados a arruinarla.
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