crítica: ¡ah, machos!

Fernando Toja lidera un cuarteto humorístico los jueves en El Galpón

Un tipo de humor con perfil propio, tan lejos del stand up como de las comedias de Molière, se puede ver los jueves en El Galpón. ¡Ah, machos! Se va la segunda, recrea el espectáculo nacido en 1988 en el Teatro Circular, para ofrecer un juego entre aquellos tiempos y éstos. Y el resultado, si bien no es descacharrante, divierte y permite tomar contacto con una forma de hacer teatro, que de algún modo está en vías de extinción.

En los últimos años de los 80 y principios de los 90 el Teatro Circular tuvo una serie de éxitos humorísticos, que continuaron de temporada a temporada. Eran obras que presentaban un tipo de humor poco visto hasta entonces. Si bien en buena medida apelaban a textos del rosarino, de Argentina, Roberto Fontanarrosa, el resultado describía muy bien al uruguayo, tomando de sus debilidades mucho filo para situaciones de mucho humor. Eran sketches de actuaciones agudas sobre personajes populares. Y en tiempos en los que el teatro buscaba como una meta aproximarse a lo uruguayo, estas obras quedaron para la historia.

Ahora el equipo reaparece, cada jueves, y Fernando Toja sigue al frente. Desde la dirección, aportando textos, y desde la escena. Y en realidad, del cuarteto de actores, todos buenos, todos con experiencia y filo para lo popular, Toja es el que más destaca, o el que más compone personajes distintos.

El espectáculo juega con un preludio, en el que los intérpretes hablan de aquellos tiempos y éstos. Y luego desarrollan sketches, que van desde los años negros de la dictadura (que logran recordar con comicidad), hasta el presente. Algún fragmento, como el de los dos policías que entran a bar a pedir la cédula de identidad, está entre lo mejor del conjunto.

Luego, el fútbol, los chismes, la infidelidad, son otros de los temas que el cuarteto va desplegando, con un modo de encarar la actuación que toma lo vulgar, y a veces lo explota con gran histrionismo. También parodian lo ceremonioso, lo culto, y hacen juegos de palabras y rimas, a través de un collage de textos de diversos autores. Más que lograr un humor sostenido, el equipo consigue revisitar un modo de hacer humor, propio de una generación.