Crítica: Sobrevivir a los andes

Hugo Giachino dirige un espectáculo sobre la tragedia aérea uruguaya de 1972

Un espectáculo difícil de llevar a escena por muchos motivos. Primero, por lo crudo y truculento del tema, que además está basado en hechos reales, que tocan de cerca a muchos uruguayos aún hoy: el accidente aéreo de los Andes de 1972. Segundo, por la ambientación, dado que sucede en una cordillera, un sitio tan complejo de recrear en escena de modo figurativo como abstracto. Tercero, por lo conocido del tema.

Ante estas dificultades, el director Hugo Giachino tomó una decisión muy correcta, que fue no hacer hincapié en el costado más truculento de la historia, y sí apostar por comunicar un mensaje de optimismo y de esperanza ante los sucesos más adversos.

Puesta la historia en el escenario, surgen algunos problemas evidentes. La escenografía, por ejemplo, no aporta mucho visualmente, y técnicamente tiene algunas deficiencias. En general fue difícil lograr belleza estética en este espectáculo, que tiende hacia una paleta oscura.

El texto elabora algunas estrategias para aligerar lo duro de las situaciones en juego. Una es ofrecer cierto nivel literario, y otra introducir algunos momentos de distensión y hasta de humor. Un elenco juvenil (con algunos actores destacados, como Mauricio Chiessa) agrega pasión y entrega a una representación que no es larga, y que tiene mucho empeño detrás, aunque los resultados no siempre estén alcanzados.