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"Dios es amor"; el personaje de la marcha de la diversidad

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Juan Carlos Valerio

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Con la Biblia en una mano y megáfono en la otra, un "cristiano" decidió dar un polémico mensaje frente a la multitud que copaba 18 de julio. Gritaba a los concurrentes que se "arrepientan" y definía a la homosexualidad como "un pecado mortal". La escena generó momentos de tensión.  

Momentos de tensión o de sorpresa se vivieron la noche de este viernes durante la Marcha de la diversidad 2017, cuando en la esquina de 18 de julio y Yaguarón la multitud se encontró con un hombre decidido a dar un polémico mensaje reliogiso. 

Juan Carlos Valerio, tal el nombre de este "cristiano", llegó con Biblia en mano y un megáfono y en el seno de la marcha comenzó a vociferar: "¡Dios es Amor! Arrepiéntanse de sus pecados, gente linda. Dios ama las personas pero aborrece el pecado. ¡Dios les ama! ¿Cómo van a tener hijos ustedes? Dios creó al hombre y a la mujer para procrear. El de ustedes es un pecado mortal. Arrepiéntanse antes de que sea demasiado tarde. ¡Dios es amor!" 

El mensaje ocasionó abucheos generalizados y el lanzamiento de alguna botella plástica o lata de cerveza. Valerio cuestionó a los "cobardes" que le arrojaban cosas mientras muchos de los concurrentes miraban sin poder creer o lo grababan con sus celulares. Tantos otros ignoraban los gritos con una sonrisa. Una joven se acercó y tomándole el megáfono, gritó: "¡Yo soy amor!". 

En otro momento, dos chicas se pararon frente al "cristiano" y se dieron un apasionado beso, para incredulidad de Valerio. "Eso no conduce a nada, eso no sirve", decía en su megáfono mientras el resto de la concurrencia aplaudía el gesto de las jóvenes. 

El momento de mayor tensión se produjo cuando un hombre se acercó y quiso tomarle el megáfono a Valerio. Le increpó además que fuera con ese mensaje justamente cuando se celebraba la diversidad sexual.  

"¿A usted le gustaría que fuéramos todos nosotros a gritar con un megáfono en la Iglesia que ustedes nos arruinaron la infancia y la adolescencia?", le preguntó el joven a Valerio y el otro respondió: "Si se la arruinaron no es problema mío, sino de un mal pastor que no lo supo guiar". 

Finalizada la marcha, el hombre contó que es mecánico y se definió como un "cristiano independiente". Añadió que todos los lunes y miércoles por la tarde da el mismo mensaje en la Plaza del Entrevero. 

Si bien reveló que ninguno de los concurrentes se le acercó con señales del "arrepentimiento" que buscaba, valoró que al menos no hubo violencia. "Alguna patadita, pero nada más. Yo no tenía miedo porque venía con el mensaje de Jesús". 

Juan Carlos Valerio se presentó solo en compañía de un amigo y tenía en el aliento indicios de haber ingerido una generosa cantidad de la "sangre de Cristo", seguramente para agarrar valor. 

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