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The Wall: detrás del muro y de las guerras

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Waters y su equipo lograron recuperar la fantasía de la guerra y la llevaron al vivo.

Seguir a esta altura con la discusión de quién es mejor, si Roger Waters o David Gilmour, es como entrar en esos debates futbolísticos de si un equipo es "más grande" que otro por los títulos que tiene (y eso dependiendo de qué títulos se consideren), por la hinchada o por la cancha.

BELÉN FOURMENT

Si Pink Floyd es la banda que es, con 50 años de existencia cumplidos este año y una influencia enorme en la evolución del rock, se lo debe a ambos (aunque no hay que olvidarse de los comienzos con Syd Barret). Uno, Waters, le aportó la genialidad; otro, Gilmour, la sensibilidad. Waters trabajó como nadie las ideas conceptuales y craneó los mejores trabajos del grupo; Gilmour le dio brillo y virtuosismo a sus composiciones.

Cada uno tiene méritos de sobra en la historia del emblema del rock progresivo y cada uno ha tenido sus etapas de merecido protagonismo. Pero la estrella de la que hay que hablar hoy es Roger Waters y, discusiones, preferencias y argumentos aparte, cualquiera que se considere fanático de Pink Floyd debería ver la película que se exhibirá esta noche.

Hoy será el estreno mundial de Roger Waters: The Wall, show en vivo y road movie a la vez, que combina la gira mundial que el músico realizó entre 2010 y 2013 con un documental sobre las experiencias de Waters y la guerra.

The Wall, el álbum conceptual que Pink Floyd lanzó en 1979 basado en las peripecias de Pink, un personaje ficticio generado a partir de la historia de Waters, es la base de este largometraje que, vale aclarar, no tiene ningún punto de comparación con la película de 1982 (dirigida por Alan Parker y protagonizada por Bob Geldof).

Despliegue.

Pocos adjetivos podrían calificar mejor a Roger Waters: The Wall como alucinante. Ver en pantalla grande y afortunadamente en 2D, porque el 3D podría haberle quitado cierto esplendor, a uno de los espectáculos más imponentes de la historia, es un lujo que se darán sólo aquellos que vayan hoy a las 20.00 a las salas de Life Cinemas y Movie (las entradas cuestan 350 pesos y se pueden comprar online).

Entre 2010 y 2013 el bajista recorrió los grandes estadios del mundo, incluyendo el Monumental de Núñez de Buenos Aires, con "The Wall Live", una gira que rompe los límites de la imaginación. El público que la vio en vivo y en directo, que fue parte de tal montaje, grita, llora, alucina, enloquece a modo de reacción a lo que sucede en el enorme escenario.

Allí van desfilando los miembros de un ejército comandado por Waters, que vestido de negro y con una larga gabardina parece ser un gigante. Su pelo blanco, su gesto adusto y su voz fuerte colaboran a construir una figura que mientras camina, mete miedo. Además de músico, el británico es un actor muy convincente: cuando toma una metralleta, apunta a la audiencia y dispara sin control, esta periodista le cree el papel de asesino.

Ser parte de un concierto de rock de esta magnitud es probablemente una instancia de goce, pero Waters, su banda y su equipo de producción logran concretar la fantasía de una guerra, entre efectos especiales y sonidos estruendosos. Elaboran la más genial de las pesadillas y si eso no es una obra de arte para aplaudir de pie de Waters, que alguien lo discuta.

La guerra se va armando en cada estadio mientras el inmenso muro se construye y sobre él se dibujan graffitis, fotos de caídos en combates, animaciones, y mientras suena todo el repertorio de The Wall. "Is there anybody out there?" o "Bring boys back home" se llevan algunos de los momentos más intensos del largometraje, que en más de un pasaje estremece y emociona.

Secuelas.

Las secuencias de la gira están mezcladas con un viaje (literal y metafórico) muy personal de Waters, a través del que se logra comprender un poco más toda la historia de las canciones que hacen a The Wall, uno de los mejores discos de Pink Floyd y obra cumbre de la denominada era Waters.

El músico, con una gabardina larga y oscura que funciona como punto en común con el atuendo del show (aunque en este caso lo hace ver mucho más vulnerable que lo que parece en escena), emprende un viaje en auto por carretera para reconstruir un pasado que está marcado por las guerras.

Tanto su abuelo como su padre murieron en combate, y Waters decidió que su reencuentro con ese dolor fuera filmado en 4K, tecnología de altísima calidad, y llevado al cine. En ese recorrido que lo traslada a distintos puntos de Europa, la música juega un papel fundamental manteniendo el mismo clima de tensión que se genera en los shows de "The Wall Live".

En tiempos donde la guerra sigue siendo noticia recurrente en los informativos y los diarios, y donde las cifras de muertos sufren actualizaciones constantes, Waters irrumpe con un trabajo complejo y estremecedor (disculpen si el calificativo ya fue usado, es que no hay otro que quepa mejor) que atraviesa décadas y refleja cómo hay tanto que no ha cambiado.

El rockero muestra su lado más duro pero sensible cuando se enfrenta al memorial de su padre, una faceta que tiene mucho en común y a la vez es rotundamente distinta a la que expone sobre el escenario, donde es un dios, un hombre capaz de dominar el mundo.

Así como la guerra sigue vigente y las protestas por la educación también (cuando el coro de niños canta "Another brick in the wall" los últimos sucesos ocurridos en Uruguay aparecen como flashes en la memoria), sigue vigente The Wall, un disco que marcó a una generación y que seguirá calando hondo en cada nuevo oyente.

Waters fue líder de una banda memorable, creó un disco incomparable y un espectáculo que le hace justicia, y con casi 70 años lo llevó por todo el mundo.

Hoy ese show y parte de su historia de vida llegan a los cines del mundo, una mezcla de climas, intensidades y sonidos que ningún melómano debería dejar pasar.

"Es un boceto bastante certero de lo que está sucediendo ahora", dice Waters sobre el disco

Después de más de 35 años de existencia, Roger Waters piensa que aún hay mucho que decir en torno al mítico disco The Wall, al menos mientras su "historia siga vigente", razón por la que, además del documental que estrena mañana en cines, trabaja en un proyecto para convertirlo en musical para teatros.

"Es un boceto bastante certero de lo que está sucediendo ahora y de qué debe hacerse en el futuro para despojar a los poderosos que rigen el mundo del poder, el cual ostentan a costa del resto de nosotros. Esa historia seguirá vigente mientras eso no se resuelva", afirma el que fuera miembro fundador de Pink Floyd.

Él codirige junto a Sean Evans este trabajo con escenas grabadas entre 2010 y 2013 en ciudades como Buenos Aires, durante la última vez que llevó de gira por todo el mundo el coloso musical de The Wall, y las alterna con momentos muy íntimos en los que salen a la luz las personales emociones que le sirvieron de germen.

"Durante una parte de mi vida me sentí muy solo. Escribir The Wall fue una forma de expresar esos sentimientos que, gracias al tour, se convirtieron en la metáfora de algo más general", explica.

Waters sigue escribiendo "de cuando en cuando" sus memorias. "Ya tengo unos centenares de páginas, pero necesitaría sentarme diariamente durante unos seis meses para tener algo que publicar", afirma.

Además de la versión musical que prepara de The Wall, de la que ya se hablaba en 2010, Waters trabaja en nuevo material discográfico que le servirá de base para un próximo tour. "Tengo una idea para un nuevo show, pero no sé cuándo lo tendré listo". EFE

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Waters y su equipo lograron recuperar la fantasía de la guerra y la llevaron al vivo.

Hoy es el estreno mundial del show en vivo y road movie

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