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Funk que invita a bailar a los niños

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Granja de Piratas en acción. Foto: Seba Maya

El nombre de Martín Ibarburu es recurrente en la música nacional, en bandas de distintos artistas o en compañía de sus hermanos. Y también aparece en el universo infantil, pues es el baterista de la banda de Granja de piratas, la banda que está animando las tardes de las vacaciones de julio en la Sala Vaz Ferreira de la Biblioteca Nacional.

Además de Ibarburu, todos los integrantes del grupo son músicos experimentados. Está Bettina Nerguizian en voz, Rodrigo "Pilu" Spagnuolo (voz) y Sebastián Delgado en guitarras, y Nico Varela en bajo. Spagnulo es responsable del texto y de las canciones; y en esta última área comparte tareas con Varela, quien también es productor musical.

Los cinco conforman la banda en vivo que tarde a tarde pone a bailar al público a fuerza de funk, con un repertorio basado en su disco El mágico tesoro de Piu Piú, editado en enero de 2014.

En Granja de piratas, el único ingrediente imprescindible es la música. Si bien los artistas están caracterizados o como animales o como piratas, sus vestuarios no tienen el objetivo de esconder a las personas que hay detrás. Tampoco hay una escenografía ostentosa, sino que el apoyo está en las ilustraciones de Virginia Patrone, que son proyectadas en pantalla gigante.

"En ningún momento se rompe el dispositivo clásico de un concierto, a pesar de que bajamos del escenario y participamos con los niños", señala Spagnulo a El País. Ese formato les da "juego" y "libertad", dos factores importantes.

La palabra "juego" también aparece en referencia al cruce de dos historias que conforman una: por un lado la de los piratas y por otro la de la granja, donde estos personajes tienen que aprender a vivir. Son dos mundos que los niños conocen, y con los que enseguida traban relación.

El espectáculo, recomendada para niños a partir de 2 años, va por su segunda temporada invernal cargada de música. "La base es rock pero hay otros ritmos. Hay funk, hay una balada, influencias de música nacional, Mateo. Es bastante variado", destaca Spagnulo sobre la propuesta.

No demora en reconocer que presenciando el show es más fácil comprender cómo se da la dinámica: los chicos se van "envalentonando" y hay momentos para "solos de guitarra eléctrica al mayor estilo rockero". "Pero hay momentos de mucha ternura", aclara.

Granja de Piratas tiene muy en cuenta al adulto, también, y eso no es un detalle que pase desapercibido. El hecho de que la mayoría de sus miembros sean padres les permite pararse con facilidad en ese lugar, y los alienta a esforzarse para buscar el mejor resultado posible.

"Sabemos que un disco de música para niños una vez que entra en la casa no se escucha una sola vez", reconoce Spagnulo desde la experiencia, en referencia a El mágico tesoro de Piu Piú. Las 10 canciones que lo componen son las que le dan vida al show (cuyas entradas cuestan 250 pesos), una propuesta original para estas vacaciones.

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Granja de Piratas en acción. Foto: Seba Maya

Granja de piratas impone su música en estas vacaciones

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