Pablo Silvera habla de Once Tiros, gran ganadora de los Graffiti.

La primera decisión fue romper el contrato discográfico y emprender un camino independiente. La segunda fue encarar un disco repitiendo la fórmula de producción usada para su último trabajo de estudio, Imán: tomar las riendas junto con sus compañeros de todas las batallas. Y la tercera y más personal fue dejar su trabajo en una parrillada, donde pasó los últimos cinco años de su vida, para animarse a otros proyectos personales y para dedicarle aún más tiempo a Once Tiros.

En medio de todo eso nació Bunker, este disco que tan revolucionario fue en la interna y que el miércoles pasado le valió cuatro premios Graffiti a este grupo que supo ser banda revelación con Parvadomus, imponerse en la categoría de reggae y ska con Imán y hoy triunfar dentro del rock y del blues. El tiempo pasó y las cosas, es así, han cambiado mucho.

"Ver ahora ese premio habla de la transición", dice con una sonrisa Pablo Silvera, contento porque el jurado haya respaldado este material que tanto trabajo les dio y conforme por el respaldo de su público, que hizo de Bunker el mejor disco del año por voto popular. "Nosotros no fuimos en plan vanidad, pero confiábamos en nuestro disco y también en nuestra gente", afirma.

Con ellos, con su gente, Once Tiros espera festejar esta semana y una vez más se encuentra con un respaldo absoluto: para esta doble fecha de viernes y sábado próximos en Montevideo Music Box (Larrañaga y Joanicó), desde las 21:00 y con Bruto Dan como banda invitada, sólo quedan entradas para la primera noche. Las de la segunda se agotaron.

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Para estos conciertos, la novedad será la ausencia del guitarrista Santiago Bolognini, que decidió dar un paso al costado para enfocarse en proyectos propios. Con eso, Once Tiros actuará como un quinteto con el agregado en vivo de un saxofonista y un tecladista.

"Santiago siempre fue un compositor fuerte dentro de la banda", comenta Silvera sobre la salida de su compañero, "y entiendo que estuviera buscando su satisfacción musical por otro camino. Pero ahora estamos entusiasmados porque armamos una lista de temas para los shows y empezamos a ver que en todos los discos teníamos pequeñas cositas que iban a desencadenar en Bunker, entonces ahora empezar a amalgamarlas con Bunker empieza a tener un sentido. Es un espectáculo que si bien tiene algún ska, por la potencia con la que está tocado y los riffs que tiene, es como una volada de peluca". Las ganas están.

Fue delivery en un lavadero, repartió catálogos y volantes y cobrador en un trabajo que fue como una herencia, y entró a la cocina a lavar para poder estar en contacto con una pasión que se le empezaba a despertar. Cocinero profesional, después de ser el mozo más conocido de la ciudad (un lugar donde sufrir su parecido con el brasileño Marcelo del Real Madrid) hoy se encuentra con 34 años, un hijo adolescente fascinado por el hip hop y una pareja de hace una década, con una cantidad de proyectos dándole vuelta en la cabeza.

Por lo pronto, se destapó como figura televisiva coconduciendo junto a Ximena Torres La vuelta al plato, un show gastronómico en tevéCiudad que lo reconectó con esa pasión y le reactivó la creatividad, un costado que cree es muy complementario con el de la música.

"Este año se está dando de una manera supergrata, y no lo hablo por los premios. Lo hablo por haber sacado un disco de la manera en que lo sacamos, con las canciones que tiene, y aún así sentir el respaldo de todo el mundo", dice contento, sabiendo que con esta experiencia televisiva ha ganado también apoyo de otro sector que tal vez no lo tenía tan identificado como cantante de rock, y que lo recibió de brazos abiertos desde este nuevo lugar.

Antes de salir de la redacción, una mujer le pide una foto, le dice que lo ve siempre y le ofrece pizza casera y torta de limón, que Silvera acepta con su sonrisa amplia, la misma que suelta en el escenario, la misma de la pantalla.

BELÉN FOURMENT

MÚSICABELÉN FOURMENT