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Buenos Muchachos: despojarse para reencontrarse

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Pedro Dalton

MÚSICA

La banda abre en exclusiva su estudio y adelanta el disco que llegará antes de fin de año

Los Buenos Muchachos están contentos. Esta nota podría tener un comienzo más poético y hablar de la sonrisa de Marcelo Fernández cuando suena una canción, del entusiasmo de Gustavo Antuña que hace que se le acelere el hablar hasta dificultar la comprensión de sus palabras, del brillo en los ojos de José Nozar o de la buena energía que transmite Pedro Dalton. O incluso de alguna de las nuevas canciones. Pero no, no es necesario. Nada representa más o mejor el momento que atraviesan que esa frase: los Buenos Muchachos están contentos.

Varias cosas han influido en esa alegría tranquila de entrecasa. Por un lado están las satisfacciones que les trajo Nidal, su último disco de estudio que es de lo mejor que han hecho hasta ahora (y eso que han hecho cosas buenas). Por otro, está la continuidad del toque en vivo en formaciones más o menos diferentes, una dinámica que les permitió, después de tanto, no sufrir las ausencias del guitarrista Topo Antuña, cuando le toca irse con El Cuarteto de Nos que hoy es su actividad principal. Por otro lado, presiones internas que antes había ya no están más; y por último, individualmente cada uno está en su mejor momento.

Entonces las cosas se fueron dando medio sin querer. Aparecieron composiciones, ganas, nuevas fórmulas, y así terminaron en el estudio otra vez, mucho más pronto de lo que esperaban: se habían acostumbrado a editar cada por lo menos tres años, pero desde Nidal pasaron solo dos y la ansiedad ya se hace sentir.

Y acá están, contentos, mostrando por primera vez algunas de las canciones que serán parte de un disco que, al momento de esta nota, no tenía nombre pero sí fecha de entrega: a mediados de octubre el master debía estar pronto y si todo va bien, el álbum estaría en disquerías para diciembre. Antes, el 13 de octubre, habrá un show en La Trastienda donde con suerte habrá estrenos. Pero hay que ver que la decisión aún divide aguas.

“Antenas rubias” ha sido el faro de este disco. Fue el primer tema que el baterista le mostró a Gastón Ackerman (el mismo productor de Uno con uno y así sucesivamente y Amanecer Búho) cuando empezaban a hacer maquetas, etapa que al final no desarrollaron tanto y de la que más que nada quedaron un montón de baterías grabadas. Fue el primero que ensayaron en el estudio, el primero que empezaron a grabar y el primero que muestran para esta nota.

Es, podría decirse, una power ballad a lo Buenos Muchachos: a primera escucha habla de amor, la guitarra sugiere melancolía y se eleva en el estribillo a un umbral más épico, y la voz de Dalton se revela cantando con una intención clara, apareciendo la dulzura y la suavidad como pocas veces hasta ahora en su cancionero. “Es que cambié la marca de cigarros”, bromea el cantante.

Buenos Muchachos
Gustavo Antuña, Pedro Dalton y José Nozar. Foto: Marcelo Bonjour

Para este disco nuevo los Buenos volvieron al estudio (Nidal lo hicieron en una casa de Solymar) y eligieron la espectacular sala de Ackerman. Grabaron por partes y con un único objetivo claro: que el sonido fuera más limpio.

“Hubo mucha charla para dejar los egos de costado y que todo sea para la canción”, dice Dalton y asegura que eso los llevó a “trabajar en otro estado, que en otros momentos capaz nos quemaba más la cabeza. Por eso se dio esa búsqueda del Se pule al Nidal donde tuvimos el logro total; estábamos comiendo un asado y entrábamos a grabar. Con esto queríamos que fuera otra historia, lograr un sonido más limpio”.

"Hubo mucha charla para dejar los egos de costado y que todo sea para la canción"

"Yo no soy millonario, soy rico, hago lo que me gusta, dice Pedro Dalton.
Pedro DaltonCantante de Buenos Muchachos

“Teníamos que cambiar radicalmente Nidal”, explica Nozar y asegura que si aquel álbum era “una masa de sonido muy basado en guitarras y reverberancia”, este está en un extremo opuesto. Un extremo que ha sido de gran libertad: no le dieron demasiada vuelta a las cosas, no se obsesionaron por sonar como suenan en vivo ni se aferraron a esa tríada guitarrera que ha sido su marca registrada. Por el contrario, apareció una canción hecha solo al piano, otra con dos bajos y varias basadas en la batería.

“El Turto” es de esas. Construida en torno a una batería sumamente trancada con el bajo como compañía, la voz de Dalton suelta unos versos misteriosos que remata con gritos cinematográficos, mientras las guitarras entran y salen. Se suman delicadamente, juegan con la distorsión o se convierten en una atmósfera psicodélica que se diluye. Está buenísima.

—Más allá del sonido limpio y de que ahora es difícil despegarse de la obra, ¿qué les parece que está definiendo este disco? ¿Cuáles son las claves?

Gustavo Antuña: Para mí, la variedad. Hay variedad musical, lo siento de esa manera. De hecho el tema que escuchamos ahora lo hizo el Negro (Nozar) en guitarra, y como es batero toca raro la guitarra. Y está buenísimo rítmicamente lo que sucede, cosa que a mí me cuesta mucho. Y me gusta que pase.

Pedro Dalton: Yo siento que este disco sigue esa línea de Nidal o de Uno con uno, discos que tienen un clima parejo que unifica esas canciones que son todas diferentes. Tiene como un concepto, hay una sonoridad muy definida.

José Nozar: Hay una unión clarísima entre las canciones, más allá de que puedan ser muy diferentes unas de otras.

Marcelo Fernández: Y nos jugamos a hacer cosas distintas, a limpiar un poco la instrumentación porque somos siete y todos con efectos; hasta el cantante tiene efectos. Quisimos sacar, sacar y sacar, y lo logramos bastante.

en vivo

Un panorama que se hará en escena en La Trastienda

En el tramo final del proceso de este disco y después de una seguidilla de presentaciones con Los Búhos (que es de alguna manera la versión reducida de la banda con Dalton, Fernández, Nozar y el bajista Nacho Echeverría), los Buenos Muchachos con formación completa vuelven a La Trastienda para presentar un espectáculo conceptual llamado Panorama, que se basará en sus canciones más viajeras en el sentido literal y figurado y, quizás, alguna sorpresa según lo que adelantaron en sus redes sociales.

El show será el viernes 13 de octubre a las 21:00 en la sala de Fernández Crespo, y las entradas anticipadas ya están en Red UTS, Redpagos y Tienda Inglesa. Hasta este domingo cuestan 560 y 860 pesos, y después suben 200 y 100 pesos respectivamente.

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