Al conductor de "Intrusos" le pasó de todo.

Qué año complicado que está teniendo Jorge Rial. Además de los problemas que tiene en su ámbito privado, se le suma que el programa Gran Hermano, conducido por él y que terminó ayer en Argentina, no tuvo el éxito esperado.

Bueno, seamos honestos, hace años que la gente ya no mira Gran Hermano como cuando ganó Marianella Mirra. Aquella explosión de rating nunca logró igualarse, pese a los constantes esfuerzos por generar polémica entre los participantes.

Lo cierto es que no hubo día que los portales argentinos no llenaran sus páginas con notas sobre las relaciones, fiestas y descontrol de los hermanitos de este año. Aunque al final la gente, seguramente harta por la invasión de contenido, no necesitaba mirar el programa para enterarse. Ahora que terminó, Jorge anunció (creo que ya lo había dicho antes), que no volverá a conducir el ciclo, por lo que habrá que esperar para ver quién tomará la posta de ese show caro y con poca audiencia.

Pero no sólo su vida profesional estuvo complicada. Su vida privada tuvo una explosión mediática este año, aunque eso es producto del mundo que él ayudó a crear. Así, cuando llegó a su fin la relación con Agustina Kämpfer (tal vez las dos personas menos compatibles de la farándula argentina), Jorge tuvo que salir a aclarar los tantos mientras ella se despachaba contra el conductor desde las redes sociales. De igual modo que cuando se fue a Miami y “le inventaron una novia”, el conductor debió probar una cucharada de su propia medicina y hablar en público de su sagrada vida privada.

Seguramente Jorge esté contando los días para que termine el año, aunque no todas fueron pálidas para el renegado de Aptra. Afortunadamente, y luego de años intentando bajar de peso, su hija Morena se realizó un bypass gástrico y su imagen mejoró notablemente (esperemos que su salud también). Una buena entre varias pálidas.

columna faranduleraFABIOLA BOUVIER