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En "La reconquista", de Jonás Trueba, el reencuentro amoroso tiene un sabor agrio

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Escena de La reconquista

reseña de cine

La película del español, exhibida recientemente en Cinemateca, puede verse en Netflix

La cuarta película del director Jonás Trueba, hijo del cineasta español Fernando Rodríguez Trueba, tiene una premisa familiar. Quince años después de su relación, una pareja se reencuentra en Madrid en una noche en la que deambulan por la ciudad, se ponen al día sobre sus vidas y recuerdan las personas que fueron juntos.

Pero a diferencia del estadounidense Richard Linklater, que se convirtió en el maestro contemporáneo de los reencuentros amorosos conversados en su trilogía con Ethan Hawke y Julie Delpy, Trueba no tiene interés en detener su atención en la posible pasión que pueda quedar en estos dos examantes, interpretados con suma naturalidad por Itsaso Arana y Francesco Carril.

En cambio, el español arma y desarma la reunión de la pareja en un relato no cronológico que moldea el tiempo a su gusto y en el que algunos pasajes narrativos cobran sentido solo finalizada la película.

La reconquista es un filme de un peso dramático inexistente que, sin embargo, es latente. Está las miradas en silencio de la dupla protagonista o en la exhibición de sus primeros años como enamorados, cuyo final trunco será conocido de antemano.

Exhibida recientemente en Cinemateca y actualmente disponible en Netflix, el filme del menor de los Trueba toma una idea conocida y encuentra su valor en la innovación de su narración y el trabajo de sus actores.

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