Antes de ser uno de los mejores directores de cine, era un estrella como actor. Acá, un repaso por sus mejores papeles cuando fue dirigido por otros.

Digamos desde el principio que el fuerte de Eastwood está atrás de la cámara. Pero aunque no fue un actor tan versátil como Gene Hackman, Michael Caine o Terence Stamp —por poner tres casos de actores nacidos en la misma década que Eastwood, la de 1930— podía hacer muy bien del taciturno violento. Y también tenía una expresión —ceja levantada, sonrisa/mueca— que funcionaba en los momentos cómicos. Con el tiempo, fue adquiriendo más complejidad como intérprete, llegando incluso a lucirse como galán en Los puentes de Madison. Tiene cuatro Oscar, ninguno de ellos como actor.

Acá, las mejores películas de Eastwood como actor, y dirigido por otros.

El bueno, el malo y el feo (1967)
La mirada más acerada del cine en el duelo final. Y como todo actor que es consciente de sus limitaciones, Eastwood entendió que lo mejor era que su personaje hablara a través de su revolver. Perfectamente se podría haber elegido Por un puñado de dólares para incluir acá.

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Harry el Sucio (1971)
Años antes que los 80 pusieran de moda al justiciero urbano solitario, Eastwood había delineado el molde para la mayoría de los vengadores más o menos anónimos —algo fachos y un poco racistas, también— que vendrían en la década siguiente.

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Especialista en el crimen (1974)
Ser dirigido por Michael Cimino y compartir pantalla con Jeff Bridges es exigente, pero Eastwood está a la altura de lo que se le pide y lo que la película necesita.

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Alcatraz: Fuga imposible (1979)
Otra colaboración de Eastwood con el director Don Siegel, el de Harry el sucio.En este caso, Eastwood compone uno de los personajes que mejor le sientan: un hombre calculador y, hasta que lo provocan, bastante recatado. En esta escena, además, hace su patentada "ceja levantada-sonrisa/mueca".

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En la línea de fuego (1993)
Eastwood consigue dar con el tono de un hombre que empieza a sentir cómo se acerca la vejez, pero que aún se siente capaz de demostrar algo parecido a lo que un hombre más joven y fuerte podría lograr.

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