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Una fantasía llena de realismo

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Puede que esta película se disfrute más la segunda vez que se la ve, que la primera. Porque el planteo inicial es como disparatado, y el espectador tiene que ver dónde se va a ubicar dentro de esta especie de comedia de tono serio y a la vez absurdo.

La última dictadura local aparece retratada a la vez con crudeza y con detalles sutiles, por medio de una trama descabellada. A un pueblo pequeño llega un coronel a actuar como interventor del orden del lugar. Su primera medida es que los boliches cierren a las 22 horas.

Ante el avance de la autoridad, la Columna Mosquitos del Frente Oriental decide contraatacar, y robarle al militar los enanos de yeso que adornan su jardín, que son su debilidad. Desde allí, guionistas y director arman algo que va más profundo. Si bien la trama es maniquea, hay una serie de sutilezas, jugadas en las frases y tonos de los personajes, en el modo de hablar, en las réplicas. Entre esa cosa pulcra de algunos lugares del Interior, y esa otra decadente, Otra historia del mundo ofrece mucho para mirar. No es una película convencional, tiene el mérito de no serlo, pero quizá por eso no sea para un amplio rango de públicos. Pero corre a buen ritmo, y puede dejar al espectador con ganas de hablar de cine.

Otra historia del mundo[***]

Director: Guillermo Casanova. Guión: Casanova, Inés Bortagaray. Actores: César Troncoso, Roberto Suárez, María Elena Pérez, Jenny Goldstein, Gustaf.

CRÍTICA - CINE

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