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Entre Peñarol, un fauno y el silencio obligado

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Federico Luppi en Nieve Negra. Foto: difusión

Federico Luppi

Un uruguayo en un bar aurinegro en Galicia, el rey de un mundo subterráneo y un sindicalista que no va a hablar, tres hitos en la carrera de un actor.

A Federico Luppi, la última vez que los uruguayos lo vimos en el cine fue este año con Nieve negra, con un papel secundario junto con Ricardo Darín y Leonardo Sbaraglia. Fue el capítulo final de una carrera larga de la que aquí separamos, caprichosamente, apenas tres momentos.

La vieja música (1985)

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Luppi
Luppi en "La vieja música" de Mario Camus donde hacía de uruguayo exililado en España

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En La vieja música de Mario Camus, Luppi es Martín Lobo, un uruguayo que llega a Lugo, se hace pasar por entrenador de basketball, mientras busca a un viejo amor. En ese periplo encuentran el bar de un gallego que es indudablemente uruguayo. Es Antonio Resines y hasta tuvo un bar en "Miguelete y Sierra".

Tiempo de revancha (1981)

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Federico Luppi en Tiempo de Revancha. Foto: difusión
Julio De Grazia y Luppi en una de las grandes argentinas, "Tiempo de revancha"

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Adolfo Aristarain es uno de los grandes directores del cine argentino y buena parte de ese prestigio se debe a cuatro de las seis películas en las que dirigió con Luppi: Tiempo de revancha, Ultimos días de la víctimaUn lugar en el mundo (la que estuvo nominada al Oscar por Uruguay hasta que la descalificaron por eso mismo) y Martín (Hache); las otras son Lugares comunesLa ley de la frontera.  En la primera de la tetralogía fundamental, Luppi es Pedro Gamboa un sindicalista que con otro obrero de la mina, decide demandar a la corrupta empresa para que la trabajan con un falso accidente. El contundente final no es para momentos de alta sensibilidad, así que cuidado con la escena.

El laberinto del fauno (2006)

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Federico Luppi en El Laberinto del Fauno. Foto: difusión
En "El laberinto del fauno", una de sus películas con Guillermo del Toro

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Otro director con el que hizo parcería fue el mexicano Guillermo del Toro. Empezaron a trabajar cuando Luppi ya era una estrella y Del Toro estaba muy lejos de Hollywood. La primera fue Cronos, una fantasía bien imaginativa, en la que Luppi se cruzaba con un artefacto que, casi nada, prometía la vida eterna. Después de El espinazo del diablo, la película española de Del Toro en la que se combinaba terror y franquismo, se volvieron a cruzar en El laberinto del fauno, una de las grandes películas de este siglo. Aparecía al final, como el rey del mundo de fantasía de una niña en tiempos de Guerra Civil española.

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